Vienen de ganar la Nations Cup y ahora quieren una medalla en los Juegos Olímpicos. Llegando a París con “filosofía del Cholo Simeone”, se marcan como reto clasificarse a los cuartos de final y soñar con un metal comandadas por su capitana, María López, que vive sus terceros Juegos Olímpicos y quiere poner el broche de oro a un palmarés envidiable.

María atendió hace unos días a Jijantes para contagiar su ilusión en el evento deportivo más grande del mundo y para contarnos cómo es la carrera de una profesional de élite que se dedica a un deporte desconocido para el gran público:

“Al no ser un deporte profesional hay muchos diferencias entre deportistas. Puedes encontrarte a profesionales que tengan que pagar para dedicarse a ello, o que tenga que entrenar a niños para poder cobrar. En mi caso, ahora mismo, podría vivir solamente del hockey estando con el club y la selección, pero sabiendo que no me dará para el futuro”.

En sus terceros Juegos, además de capitana, llega como protagonista absoluta tras meter una vaselina espectacular que le dio a España el billete hacia París. “Probablemente no me habría atrevido a tratar de hacer la vaselina hace ocho años, pero si lo entrenas, ¿por qué no lo vas a intentar? Todo el mundo tiene derecho a fallar.”

Cualquier deportista tiene que sacrificar mucho por el camino para llegar a lo más alto. “Estar lejos de mi familia y de mis amigos y perderme cosas importantes es el mayor sacrificio”, confesó María. “Hay veces que te gustaría pasar el fin de semana en la playa pero te toca viajar para jugar un partido”.

Ana Peleteiro estará en París después de ser madre hace poco más de un año, pero siendo la excepción que confirma la regla. Ser madre y deportista de élite es complicado y  “Yo tenía claro no formar una familia hasta dejar el deporte de alto nivel, pero necesitamos más ayudas para que más mujeres deportistas se puedan animar a ser madres”, afirmó. “Es difícil si no tienes a una pareja que te pueda ayudar, los horarios son los que son y te tienes que adaptar a ellos”.

Una capitana en todos los sentidos. Preguntada por lo que significa portar el brazalete, María lo catalogó como “un orgulloso y una responsabilidad“. “Significa que los entrenadores confían en mí para hacer este rol. Intento transmitirle a las jóvenes qué significa estar en la selección y ponerle las pilas cuando hace falta, llegar la primera a los sitios, hacer de nexo entre el staff y las jugadoras, … Dentro del campo intento animar y levantar al equipo en los malos momentos”.

Río 2016, Tokyo 2021 y, ahora, París 2024. “Llegamos con menos presión”. Y es que en Tokyo las RedSticks arrastraron el cartel de favoritas y se quedaron sin morder metal. Por la capital francesa pasa el último tren de María: “Ser medallista sería un sueño, sería la leche”. Terceros Juegos, los últimos, igual que Rafa Nadal: “Me haría mucha ilusión encontrármelo, es uno de mis ídolos”.

La María que llegó a Brasil para vivir sus primeros JJOO y la que llega a París ocho años después no es la misma: “Tengo más madurez, dentro del campo puedo saber cuando controlar y cuando acelerar el partido. Antes me machacaba muchísimo si cometía un error; ahora puedo relativizarlo y pensar cómo puedo hacerlo mejor la siguiente vez. Le diría a aquella María que disfrute”.